
La criatura completa
Es el salto quien te expone, te deja afuera, te desbarranca; es quien permite que puedas parir la criatura completa.
domingo, 13 de mayo de 2018
domingo, 13 de noviembre de 2016
Alta poesía en voz
Les comparto el video que se presentó el vienes 11 de noviembre, en el marco del
Circo Poético en la FaHCE, realizado por los alumnos del Albert Thomas. Este es el
resultado audiovisual del trabajo que hicimos con Julieta Cingolani , editado
por Cecilia Piñero.
Pero el video fue una pequeña parte del trabajo, verlos
interesarse por cada una de las lecturas, por las propuestas que se generaban
grupalmente, los silencios y la escucha atenta, me hace creer que es posible
brindar y compartir el amor por la poesía. Eso me llevo de esta hermosa
experiencia. “La poesía hace estas cosas”
viernes, 22 de abril de 2016
miércoles, 27 de enero de 2016
HÉCTOR VIEL TEMPERLEY
Legión
“Mi nombre es Legión,
porque somos muchos”
Marcos 5, 9-10
No son pocas
tus fuerzas.
Y ni mi
inteligencia, ni la salud de mi corazón,
ni mi
imaginación, ni mi profecía,
ni el vigor
de mi abrazo
pueden
contigo.
Antes,
cuando era un árbol joven en el mar,
nada sabía
de ti,
ni esperaba
encontrarte entre los médanos
ni puesto de
pie en la sombra de mi cuerpo.
Es ahora, en
mi mocedad,
después de
haber sentido correr el látigo
por mi
espalda,
y después,
sobre todo, de conocer el amor del Altísimo,
que empiezo
a conocerte a ti también.
Es ahora que
te veo cruzado en mi camino.
Veo tu alto
caballo oscuro,
veo tu lanza
de ébano dirigida a mi pecho.
No son pocas
tus fuerzas, no.
Tu mirada es
como la del águila.
Tú ves y
siempre tienes ante ti
los abismos
arcanos de los mares.
Conoces el
lugar donde la nieve fresca
oculta la
hendidura de la piedra.
Los corderos
temen tu sombra
cuando tus
alas caen por las tardes
sobre la
montaña.
El árbol
joven en el mar
ni te conoce
ni te teme. No es llegada su hora.
El mediodía
lo escuda de ti mientras corre por la arena
y cuando
lucha con el viento, sereno como el arco.
Ahora, en la
mocedad, es que voy conociéndote sin apremio,
ahora,
después que el látigo ha dejado su niebla sobre mis hombros
y un ligero
cansancio cuelga su trofeo de mi cuello,
ahora, sobre
todo, después de haber hallado
al Pastor
y de haber puesto mis manos sobre la fe
y de haberme
apoyado con todo el peso de mi cuerpo
sobre su enterrada
espada.
Ahora es que
conozco tus fuerzas y sé que no son pocas.
Es ahora que
veo, ahora recién, la extensión de tu salto
y la
velocidad de tu carrera,
y observo tu
mentira y tu castigo
en tu pecho que
finge respirar dolorido.
Mi mocedad
camina y tiene un guía.
También su
vista es como de águila.
También los
abismos del mar
permanecen
abiertos a sus ojos
en la
tormenta como en la bonanza.
Pero su
pecho no finge respirar, ni su corazón finge sangrar,
ni empuña
lanza de ébano, ni sus manos están condenadas
a no poder
unirse en toda la eternidad.
Él no cruza
en mi camino oscuro caballo,
ni oculta la
fuerza de sus hombros como tú,
que llevas
las cenizas del cóndor en la espalda.
Su mano no
conoce el peso del venablo
pero sobre
sus hombros ha cargado
la nieve de
la mañana,
la ha levantado
de entre las zarzas.
Él es mi
Pastor por un camino estrecho.
Él no cruza
oscuro caballo en mi camino.
Él no
esperaba mi mocedad alzado en los estribos.
No son pocas
tus fuerzas, no. Ahora lo sé.
Y ni mi
inteligencia, ni la salud de mi corazón,
ni mi imaginación,
ni mi profecía,
ni el vigor
de mi abrazo
pueden
contigo.
El hombre
solo no puede contigo.
Cuando era árbol
joven no te veía. Ahora te veo.
Ahora te
odio. Y te odiaré más todavía.
Porque tu
pecho finge respirar y tus piernas fingen temblar
después de
la carrera.
Porque odias
la nieve fresca sobre sus hombros
y la sangre
de su corazón.
Porque odias
al Dios que me ha creado.
Porque odias
al Hombre Dios que me ha salvado.
porque
odias, sobre todos los odios, al Hombre Dios.
EL NADADOR
(1967)
domingo, 20 de diciembre de 2015
lunes, 9 de noviembre de 2015
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